jueves, 17 de junio de 2010

Cómo sobrevivir a un ataque zombie

sin tener que leer la guía de supervivencia de Max Brooks


El primer zombie fue Jesús, como es de público conocimiento. El zombie de por sí es calladito. Es menos confusión que ignorancia, pero no es lo mismo un zombie que un infectado. Uno no se contagia de zombie. Un zombie, como Carrefour (sí sí, Carrefour, de la película 'I walked with a zombie'. Revisá la carne que compres ahí, por las dudas. Es el morochazo de ojos saltones del siguiente video, 0:06”),





es un fallecido cuyo cuerpo, por obra y gracia de rituales de vudú, es reanimado después del óbito para servir los propósitos de quien lo reclama, ya que carece de voluntad propia. Ergo, si te muerde te arranca un cacho, pero no te contagia (al menos no de zombitis aguda; puede que te infecte la zona, dada la falta de higiene que suelen presentar estos desacatados). Después tenemos a los muertos vivos, quienes –de la nada- despiertan y cometen chanzas y correrías. Esto suele suceder cuando el infierno está lleno y los condenados heredan la tierra. Esta explicación del resucitamiento repentino presenta dos argumentos, siendo el primero la necesidad de la existencia del infierno y, con tal, una burocracia administrativa que dictamine que tal recinto ígneo se encuentre colmado en su capacidad. La segunda, que todos los fallecidos hallan sido malos en vida o al menos un poco turros, para así haberles sido designado el infierno, con la consecuente pataleta post-mortem. También existe la variante ochentona de estos remolones: se trata de los cuerpos expuestos a napas contaminadas por desechos tóxicos, quienes se despiertan anhelando la ingesta de cerebros para calmar el dolor de su propia descomposición. Curiosamente, conservan buena dentadura y ópticas a todo lujo en la mayoría de los casos, como se puede apreciar HACIENDO CLICK ACÁ.

Ahora un infectado ya es otra cosa. Originalmente los infectados eran pavotes, lentos, pálidos y descascarados; prácticamente te comían la carne con cubiertos. Uno podía escapar de ellos al trotecito y hasta sacarlos a empujones cuando se te atascaba el rifle, o ralentizarlos todavía más de un no tan certero culatazo. Conforme fueron pasando los años, los mal llamados zombies agarraron velocidad de pique, doblan mejor en las curvas, te alcanzan en una recta, y cuando te muerden no agarran el cachito que te sacan con la mano; prefieren tironear directamente del envase. Y te sale un chorrito. Curiosamente, el infectado es derrochón; mayormente le interesa sacarte un pedazo decentemente jugoso (los infectados que están tratando de dejar mastican piernas ortopédicas) y después desperdician el resto. No lo ponen en un Tupper, ni convidan a otros infectados; van directamente a otro cristiano, mostrando ningún criterio de ahorro. Es como si les interesara hacerte socio y nada más. Su plan es estratégicamente desastroso; no hay planeamiento ni vistas a futuro. Ninguno considera la disponibilidad del último churrasco.
Mención honorífica de infectado: el fiambre reactivado genéticamente a fin de crear una raza de super soldados blah blah blah.


La excepción al contagio es Jesús, quien intentaba convertirte desde ANTES de morir.



Mayormente, esta gentuza puede ser erradicada mediante la interrupción de la conectividad vertebral o una pérdida considerable de masa encefálica. Esto se consigue cortándoles el marote o con un buen mazazo al coco. En caso del zombie de ley, el posta-posta, es relativo y tema de discusión filosófica. Si la teoría nos dicta que un zombie es un cuerpo reanimado sin voluntad propia, la extracción de una o varias partes de dicho cuerpo no debería significar impedimento para el cese de animación del resto de las partes que lo conformaren, a saber: el resto del fiambre. Por esto, es recomendable incendiar al individuo en cuestión para dar por cerrado el balance. Todas las clases de reanimados son vulnerables al fuego. El zombie en líneas generales presenta un mayor grado de cagazo frente a las llamas; tal vez por la costumbre isleña de celebrar los rituales de vudú alrededor de una fogata donde se queman las efigies, muñecos y sacrificios, tal vez por el acostumbramiento a la oscuridad de la tumba, tal vez de puro cagón. El fuego los hace sentir casi tan incómodos como la vez que el Mono Majestuoso fue al super de la vuelta y le pidió hilo dental al pobre chino desdentado que atendía, y éste le ofreció hilo sisal, o cuando le tuvo que explicar a su mujer recién desembarcada que quería los ‘acanalados para su placer’ y no los del tulipán que estaban ahí colgados.




Señales generales de que está por caer el baldazo y hay que tapiar las ventanas:

-Mucha guerra y disturbios en todas partes en noticieros de tv y radio.
-Mucha mala onda en la calle; mucha respuesta violenta ante situaciones mínimas.
-Climatología no congruente con el período del año y la ubicación geográfica.
-Catástrofes naturales.
-Migraciones de aves y animales.
-Llamás a alguien por teléfono que sabés que tiene que estar y no contesta la llamada, lo que degenera en tener que cruzar la ciudad para llegar hasta la casa del que no contesta.
-Te quedás sin luz, sin agua y sin teléfono, y no hay señal en el celular.
-Patrullas militares en las calles no te dejan transitar y te dicen que es un simulacro de Defensa Civil, y te quedás sin señal en el celular.
-Golpean las manos a tu puerta para dejarte una tarjeta de los muchachos de la basura, quienes alegan ser los que pasan siempre.
-Te quedás sin crédito en el celular y el cajero te traga la tarjeta.
-Tu tía se olvida de saludarte para tu cumpleaños.
-Tu vecino está en la puerta de tu casa tratando de meterse, le hablás y no te contesta y le falta el cachete derecho (superior o inferior trasero).



Para hacer como Gloria Gaynor y sobrevivir, algunos tips:

Si te mordieron o si te entró sangre o saliva por algún orificio o corte (como con el s.i.d.a. pero con menos onda), no le escupas el asado a parientes y amigos y autofinalizate. Fuiste.
Si mordieron al que te está acompañando, no importa si no se está sintiendo mal; tomatelás o dale con una pala en la cabeza para ahorrar balas. Anexo: si la mordida igualmente es super reciente y conseguiste cauterizar, amputar, limpiar, o cualquier recaudo ordinario, NADA, no importa, la infección ya está.
A diferencia de las películas, va a ser jodido que enganches una armería en los próximos 60 minutos. Economizá. Si nunca disparaste un arma, no te aflijas; vas a aprender rapidísimo.
La regla universal número dos: no te arriesgues y rematá. Dos tiros, dos golpes, dos de lo que venga.

Ahora, si estás en tu casa y no sos muy paranoico y no tenés un refugio nuclear subterráneo o no sos miembro de la N.R.A., en algún momento se te van a terminar las provisiones (consejo: el arroz dura mucho). Vas a tener que salir. Asegurate de destruir toda esa pornografía que tenés encanutada, chanchito. Si te pasa algo y todo vuelve a la normalidad, no querrás ser recordado como ‘el toquetón que vivía ahí’.


El lugar ideal es un Shopping cheto que tenga una armería. Vital: si llegaste al Shopping y tenés comida y agua, QUEDATE AHÍ. No vayas a rescatar a tu cuñado que se le quedó el auto en Domselaar, no vayas a cargar gas que está por aumentar, no aceptes la invitación de un amigo que ofrece pagarse un fernet no genérico, no vayas a refugiarte en una iglesia –los curas muerden igual de fuerte-, no refuerces una camioneta con chapas en las ventanillas y aberturas para disparar a los costados para irte hasta Ituzaingo porque dicen que allá no llegó la infección (te van a tumbar la camioneta y te van a hacer chas chas), Q U E D A T E ahí. Mejor lugar no vas a encontrar; tenés comida, refugio y muy probablemente un grupo electrógeno, y es ¡gratis! ¡Gratis!




Vestimenta sugerida antes de partir: tenés que estar protegido pero cómodo como para estar ágil en la reacción. La armadura trucha que encontraste en una casa de ropa de etiqueta para hombres no es práctica y hace tanto ruido que no vas a escuchar venir a los bichos. Un casco de moto estaría bien, pero reduce la visibilidad. Antiparras de natación y pañuelo que cubra nariz y boca estilo Llanero Solitario. Polera doble, calza debajo del pantalón, unas cuantas vueltas de cinta Silver para protección adicional contra tarascones no estarían mal, borceguíes o botitas estilo basket de cuero (ideales); All Stars son aceptables con doble media. Ya sé: el sentido fashion se va al carajo, pero ¿quién te va a juzgar? ¿Tu vecino al que le falta el cachete? Si no tenés perro, hacete amigo de alguno por el camino; ellos te avisan de la existencia de reactivados sagaces en la zona y se convierten en excelentes snacks si escasea el alimento. Eso sí: tu chica se va a encariñar con el perro, y el perro en algún momento se va a rajar a algún lado y ella va a insistir vehementemente en ir a buscarlo. Convencela de que los infectados no están interesados en el can, que va a volver solito.



Si estás en camino al Shopping y te acompaña una muchacha muy muy bonita y no querés dejarla atrás para asegurarte la visita sanitaria y la repoblación, tené en cuenta que sí o sí- cuando corran se va a tropezar y caer. Asegurate de que, por más buena que esté, use zapatillas o borceguíes (en este caso, que se cambie las medias seguido), y NUNCA tacos. Si no tuviste la fortuna de conseguirte una compañía exudante de belleza, pero sí una que ‘ataje’ pero es piola, no seas canadiense y tenela a mano; por lo general saben suturar y pueden sugerir buenas ideas (asegurate de que ‘ataje’).

Si te parece que consiguiendo llegar a una isla lo vas a pasar fetén fetén, warning: los resucitados están tuneados y son anfibios. Los primeros zombies en avivarse de que en vez de nadar podían ir tranqui bajo el agua caminando y evitando el tránsito marítimo datan de 1957.




Una vez a salvo

-Si estás acompañado y tu compañía o alguien del grupo está preñada y se ve bastante demacradita, guarda...
-Hacé ejercicio de vez en cuando. Nunca se sabe cuándo la chica linda se va a mandar una y vas a tener que salir corriendo.
-Si estás solo y tenés electricidad, tratá de tener películas a mano para retrasar el advenimiento de la demencia (te vas a volver loco más tarde o más temprano). Las pelis te van a hacer compañía. Si tenés películas de muertos vivos a mano, miralas y tomá nota, o aprovechá para reírte y decir ‘a mí me pasó’.
-Si tenés compañía y se les da por beber, es aconsejable turnarse; alguno con capacidad de reacción no perjudicada debería mantener un ojo abierto.
-Si tenés compañía, túrnense para dormir. Los reseteados van a hacer ruido de noche, y te van a poner de los pelos.
-Mantenimiento y chequeo periódico de las armas. Tenete un arma de filo siempre a mano; esa no te va a fallar. Y si tenés un excedente guarango de municiones, practicá de vez en cuando. Si no, economizá.
-No abuses de ‘eso’: te va a crecer pelo en las palmas de las manos y te vas a quedar ciego.
-Si tu compañero es un leñador belga con un notorio problema de sobrepeso, no jueguen strip poker. No da. Si quieren apostar a algo, jueguen tiro al blanco desde una terraza, pero siempre con la ropa puesta. No se zarpen.
-Botiquín y medicamentos de amplio espectro a mano. ¡Mirá si te me vas a morir de una pulmonía justo que acabás de zafar de los fiambrines!
-Hacete un Papanicolaou periódicamente.
-Resistí la tentación de intentar entrenar a un infectado que te pareció vegetariano, manso y macanudo.
-Baño: cualquier tipo de desecho y excipiente, bien lejos y en la otra punta de donde duermas y comas; si conseguiste meterte en un Shopping cheto, buscá por el área de las herramientas algunas bolsas de cal para apaciguar el olorcito que se va a ir formando si se cortó el agua corriente.
-Ponéle onda: si lo pensás bien, casi casi pasaste a ser un carilindo en comparación con lo que hay afuera. Tus posibilidades de conseguir una cita con una que no sea una resucitada se han incrementado cuantiosamente.


'El zombie que te parió.'





El zombie más copado



viernes, 11 de junio de 2010

El Mega-Asado

De carne somos


El otro día el Mono encontró un viejo post de Mancusi en que postulaba una lista de diez asistentes para el -a gusto personal suyo- asado ideal.
La idea gustó y fue diseminada en el ámbito diario, donde también prendió (poroto doble para Mancusi). Pronto, todos comenzaron a candidatear comensales para el asado ideal propio. Fue un momento agradable, que pasó a convertirse en un '¡A esssste lo tendriamo' que imbitar al asadito, ¿eeehhhh?!' que se extendió durante los días siguientes, con coletazos.

Naturalmente, las listas presentadas, si bien tenían algún que otro invitado en común, resultaban en última instancia bastante disímiles y pasaban por alto detalles que, como ante cualquier otra reunión gastronómica decisiva, tal vez deberían ser considerados. La lista del Mono tenía muchos aspectos simpatizantes con la lista original, con sus diferencias. Uno –predecible como un papel higiénico- comenzó a enumerar, a saber: ‘Einstein... Pablo Picasso... Hitler, sólo para ver por qué pensaba como pensaba... Neruda...’, a lo que fue interrumpido por el Inefable Petómano Hebreo (personaje de la casa) con un ‘Che, X, es un asado, no una conferencia...’ El Mono no pudo evitar pensar de qué hablaría X con Picasso, o si acaso supiera del carácter medio choto que podía llegar a tener Picasso, quien probablemente le hiciera comprar los chorizos y después no fuera. Ojo: tal vez su idea fuera honesta, y no un burdo intento por mirar al resto de nosotros concursantes desde arriba con una pseudocultura de cartón pintado –el Mono se mordía la lengua para no preguntarle el nombre de al menos 2 cuadros de Picasso- pero, bueno, ¡joder!, la onda era una comilona ideal, una de ‘esas’, más cercanas a la tripa gorda que al canapé. No era una línea de pensamiento generosa, la del mico, ya que, nobleza obliga, probablemente unos cuantos de la lista ideal del asado del macaco no quisieran compartir la mesa con él. Se trata de un mono, caramba.


Así mismo, la lista ideal ideal ideal presentaba variables a ponderar: ¿vale invitar a gente que ha fallecido? ¿Sí o sí tienen que ser celebridades? ¿Tienen que ser todos locales? ¿Se puede invitar a personajes de películas? (a vos te digo, pibe, que querías invitar a Caracortada: NO –me hacés acordar a Homero: ‘Querido Duro De Matar, ¿conoces a Mad Max?’). ¿Mejor asado mixto que temático (un asado a todo metal, uno a puro fútbol, otro absolutamente literario, y así)?
Otro punto a considerar: hay personajes descollantes, que a lo mejor te levantan el asado, y que a lo mejor también te lo acaparan completamente, ensombreciendo a los otros comensales. Del mismo modo, invitar a dos similares, no da (yo, por ejemplo, no invitaría a Steven Tyler y a Mick Jagger juntos, pero comería por separado con ellos, o mejor aún, iría de putas).
También hay evitables –Mono que abre la puerta para un próximo post- que conformarían el Anti-Asado; sujetos que te asesinan cualquier celebración (sin pensarlo demasiado, el mico arriesga un ‘Giordano’ en la cabecera de la mesa, mientras Ricardo Fort corta la flauta en rodajas y Compani pone las servilletas de papel).
Lo sencillo de imaginar es día y horario: en casa, Domingo al mediodía (práctico a la hora de darse corte con los amigos mostrándoles las fotos de la calaña que se junta por los pagos el finde, pero catalizador de envidias e indignaciones irreversibles al saberse excluidos).
Lo segundo –estamos hablando de un asado ideal- es dar por sentado que todos se entienden entre sí, sin importar origen ni lengua de cada uno. Y que, si no les gustare el asado o el Corega no les pegase el comedor adecuadamente, al menos ese día se lo bancarían. Y, además de entenderse, que haya al menos una delgadísima, infinitesimal línea que una a todos los presentes al menos en algo, por más remoto o indistinguible que fuere. Ese ‘je ne sais quoi’.

Hay una salvedad de tono pseudo-misógino: no invitar mujeres, por la seguidilla de improperios intranscriptibles y la necesidad de los mismos. Amamos a las mujeres, y las invitaríamos a cientos de miles de banquetes, incluso a futuros asados célebres, pero... concédannos este, por favor.

La lista definitiva... ¿que hacer? Tomando las consideraciones, dejando gente afuera, metiendo a un par para hacer bulto, el Mono Majestuoso elabora cuatro pre-listas, compendiando lo siguiente:
Asado hispano-parlante – Categoría ‘Vivos’
Asado hispano-parlante – Categoría ‘Finaditos’
Asado esperanto-parlante – Categoría ‘Vivos’
Asado esperanto-parlante – Categoría ‘Finadeishon’

Asado hispano-parlante – Categoría ‘Vivos’
Ricardo Darín,
la mole Moli,
el flaco Pailós,
Guillermo Francella,
Joaquín Sabina,
Bambino Veira,
Santiago Segura,
Guillote Coppola,
Tuqui,
Alex de la Iglesia

Pros: te morís.

Contras: 3 gallegos en la mesa juntos es un poco mucho. La Mole Moli te toca el hombro del otro lado y te afana el chori del plato cuando te das vuelta.





Asado hispano-parlante – Categoría ‘Finaditos’
Borges,
Pappo,
Castelo,
Pepitito Marrone,
Jorge Guinzburg,
Fontanarrosa,
Tato Bores,
Javier Portales,
Norman Erlich,
Ringo Bonavena

Mención honorífica: Pepe Biondi - Minguito.

Pros: te morís.

Contras: Pappo te toca el hombro del otro lado y te afana el chori del plato cuando te das vuelta.

Asado esperanto-parlante – Categoría ‘Vivos’
Tom Waits,
Robert Downey Jr.,
Robbie Williams,
Gérard Depardieu,
Christopher Walken,
Tracy Morgan
George Clooney,
Armand Assante,
Joe Pesci,
Mel Brooks

Mención honorífica reñidísima: Willem Dafoe (tenemos a Walken) - Danny De Vito (cara a cara con Joe Pesci, los hubiera sentado juntitos y les hubiera dado una cerbatana y varias servilletas de papel a cada uno) – Kevin Spacey, también conocido como ‘Gabino Espacioso’ (le roba la carrera Tracy Morgan por una nariz. – Spacey se venga imitándolo en un especial de Inside the Actor’s Studio – Le hubiera dado una bandita elástica y una caja de clips para papel) - Combo Penn & Teller (perdieron puntos porque Teller no habla, y habría que estarlo mirando todo el tiempo, y se te quema el vacío) – Dennis Leary (ved ‘No cure for cancer’ y sabréis por qué) – Morgan Freeman (lo sentás al lado de Clooney y te festeja todos los chistes) – Tom Wilson (‘Biff’, de ‘Volver al futuro’; ved ‘Bigger than you’ y sabréis por qué) - James Caan (grandes anécdotas; pugilismo casi garantizado - desplazado en el último segundo por Mel Brooks) - Gary Oldman (¡Ay! ¡Qué dolor cortarte...! Psst... te sacó Depardieu... Andá y pegale vos.)

Pros: Robbie Williams agarra el teléfono y te llena la casa de gatos en 2’58” por reloj.

Contras: Los gatos se van con Williams, Downey y Clooney, y vos te quedás enseñándole a jugar al Tute Cabrero a Tom Waits, que lo aprende y te gana. Depardieu te toca el hombro del otro lado y te afana el chori del plato cuando te das vuelta.



Asado esperanto-parlante – Categoría ‘Finadeishon’
‘Dimebag’ Darrell,
Vincent Price
Charles Bukowski,
Mark Twain,
Bon Scott,
Orson Welles,
Groucho Marx (aunque no vendría),
Marty Feldman,
Elvis Presley,
Benny Hill

Mención honorífica: Stevie Ray Vaughan - Michael Landon (me reservo a Michael Jackson para el Anti-Asado) - Mozart (reconocido en su círculo más íntimo por su tendencia hacia la escatología y a los flatos más sonoros –les compuso una pieza que cantaba junto a sus amistades) - George Bernard Shaw.

Pros: todos. 'Dimebag' te organiza un concurso por guita a ver quién come más chorizos en 10 minutos.

Contras: Elvis se atrinchera en el baño con la bandeja de las achuras y vuelve a morirse.

Entonces... ¡Qué decisión! ¿Cómo forma el equipo...? Duele terriblemente dejar en el banco a individuos tan grossos, pero –reglas son reglas- tienen que ser diez (y la carne está carísima). Fuck it, es el asado ideal; marche combo entre las cuatro pre-listas.

A saber:
Al arco, el Mono Majestuoso, que no cuenta, pero hace el asado y observa regocijado.

A la diestra y en orden: Borges, Joaquín Sabina., Tom Waits, Pappo, George Clooney.
A la siniestra y en orden: Bukowski, Christopher Walken, Guillermo Francella, Robert Downey Jr., Castelo.





Walken lo mira fijo a Francella por 3 minutos sin pestañear masticando el codito de una flauta de pan mientras los chorizos son estaqueados. Francella se agarra del bracito de Robert Downey Jr., pone cara de pánico y larga un ‘¡IIIIIIIIIIIIIHHHHHHHH! ¡¿¿¿Quién me sentó al lado del enferrrrrrmo esssste???!’ y trata de intercambiar lugares con Tom Waits, quien le guiña un ojo mientras mueve el escarbadientes de un lado al otro de la boca.
Al pinchar los chorizos, salta un chorrito de grasa que aterriza en el regazo de Borges. Cuando se da por enterado, clama ‘Caramba, ¡qué contrariedad! ¿Madre...?’
‘No vino, maestro; sino hubiera traído a la mía.’ _contesta Pappo, mientras se manda una rodaja de morcilla fría. ‘Che, ¿quién hace la ensalada, loco?’ _’¡Te cambio de lugar, neneeeee!’ _dice Francella de costado tapándose la boca con la manito.
‘Tirame un pancito, papi.’ _le pide Castelo a Sabina. ‘Qué, ¿me habéis visto cara de criada, gilipollas? ¡Cógelo tú!’ _ se rie. ‘Fuck it, man, ¡dale el condenado pan que el hombre te está pidiendo! ¿Qué manera de contestar es esa? Puedo contigo, puedo con todos ustedes... ¡Luchemos, mother fucker!’ –se arremanga Bukowski.
‘Bueno bueno bueno, ¿cómo van esos “chori”?’ _dice Robert Downey Jr. mientras le alcanza un pan a Castelo.
‘No seas pelotudo, negrito, con cariño te lo digo; dale, destapate una.’ _le dice Castelo a Bukowski. ‘¿Otra? Hay cinco abiertas. Puedo con todas. Puedo con todos ustedes...’ – y le pasa un vinito vía aérea. Castelo abre el bolsillo del saco y lo ataja. Aplausos. Borges: ‘¿Qué?’
Cristopher Walken se sienta más al borde de la silla. ‘Una vez estábamos filmando en Australia, y nos habíamos hecho amigos de unos aborígenes que hacían de extras. Era de noche, y estábamos descansando alrededor del fuego, cuando le digo a un asistente “hey Bill, ¿por qué no arrojas esa botella de whisky hacia acá?”, con tal mala suerte que el tipo lo hace, pero le sale el tiro desviado y la botella se revienta contra el tobillo de un nativo. Long story short: asamos a Bill, lo comimos esa noche, y recalentamos lo que quedó al mediodía siguiente.’
‘Dejate de jodeeeeeer...’ _se queja Clooney.
‘True story. Tenía que hacerlo... ¡me hubieran comido a mí también!’
Tom Waits a Sabina, ‘A ver, Joaquín, toma un vaso, tío.’ Sabina: ‘¡Yo traje mi propio vaso, cabrón!’
Bukowski: ‘Yo traje el destapador. Puedo con todos ustedes, mother fuckers...’
‘¿Y, ¿sale o no sale el ‘empty’? ¿Cuánto le falta al vacío?’ _se impacienta Clooney. ‘Ya está, negro.’
Castelo hace un bollito de miga de pan y lo revolea con intención de embocarlo a Sabina. ‘Tomá, gallego, ¡hacete un ‘carricoche’, caradura!’ –El proyectil se desvía e impacta en la frente de Borges. ‘Gorila...’ _refunfuña.

En un descuido, Robert Downey Jr. le madruga un riñoncito del plato a Francella para no tener que levantarse. Éste lo engancha justo. ‘¡¿Qué estamo’ hacieeeeendo, hermano?! ¡¿Con qué necesidá, peeeero será de Dio’...?!
‘Bancatela, pecho frío, jajajaaaaaa!’ _lanza Pappo, mientras le codea la panza a Tom Waits. Waits se tienta y se le sale el vino por la nariz. Sabina agarra un innoble sifón que se halla desubicadísimo arriba de la mesa como una pila en un plato de sopa y descarga sendo chorro sobre George Clooney. Mientras Clooney agarra medio choripán para revolearselo a Sabina, Christopher Walken empieza con ‘una noche estabamos en el desierto con dos strippers, descorchamos un champagne, les bajamos las bragas y...’
_’¡Jajajaaaaaa, qué individuo bizarro!’ _carcajea Pappo y se le escapa un pedacito de morcilla de la boca.
Walken saca la billetera, toma tres fotos y las desliza hacia Pappo sobre el mantel de hule.
_’¡Jajajaaaaaa, qué tipo jodido!’
_’That’s sick, man.’ _acota Waits, pispeando.
_’¡Che, muestren! –pide Downey.
_’A la de la izquierda la conozco.’ _admite Clooney.
-‘¿Muestren qué?’ _pregunta Borges, tragando un bocado de arroz blanco.
Pappo, atragantado de risa, golpea la mesa salvajemente. Vuelca el infame sifón, rueda sobre la mesa, cae y estalla en el piso.

Se produce un silencio. Borges se inclina hacia su derecha y se desgracia con un larguísimo, interminable flato agudo que va subiendo de tonalidad, corta a lo último y deja un ‘puff...croc!’ de propina. Seis segundos después se siente el cariñosísimo hedor de mil cadáveres abandonados en una zanja a la vuelta de la planta de Cresta Loca. Clooney se mata de la risa palmeándose la pierna y sacudiendo la cabeza; Robert Downey Jr. tropieza al tiempo que corre hacia una maceta con un malvón y vomita. ‘God dammit, man...! Fuck it, I’ll raise you! (¡Maldición de Dios, viejo…! Al carajo, ¡te subo la apuesta!), vocifera Bukowski. Acto seguido, se desgarra un inmortal que suena como un acto peronista, pero no consigue largar el paracaídas a tiempo, y mansilla su pantalón con una mancha de Rorschach muy simpática.

Sabina abrazado a Borges. Bukowski meando al costado de la parrilla. Y así, miles.


viernes, 4 de junio de 2010

El regreso de los antropoides

Livin' la vida loca.


Oh yeah! Era un hermoso regreso a casa ayer cuando los antropoides volvieron a celebrar en las rutas, bailando como David Bowies y Mick Jaggers recién mordidos por una mamba cocainómana de bajón, y el Mono Majestuoso fue –cómo no- convidado a sus festejos. No se trataba de un corte de ruta (eh, usted, ¡malpensado!), no; estaban practicando para la semana que viene, para que el próximo corte salga piola piola.
Antes de acceder a la autopista, el Monomóvil se detiene en la GNC Fonzie próxima anterior a la subida. Un golpe de fortuna: le surte gas (lamentablemente sólo gas) la señorita de la foto aquí abajo.



‘Sniff... sniff...’ sniffea el macaco. ‘Siento olor a impunidad y a otras cosas...’, comenta. _’¿Cómo, no sabía? Mire, ahí están prendiendo fuego las cubiertas, en la subida a la autopista. Y en Avellaneda se juntaron en la puerta de un súper a que los inviten a tomar té y masitas.’ _comenta la muy agraciada. Cuando el Mono logra levantar la vista, reacciona: ‘¡BIEEEEEN! ¡VAMOOOOS...! ¡Otra fiesta popular, qué copado! Lástima que no me puedo quedar... ¿Qué localidad es esta, dónde estamos?’
_’Aldo Fonzie.’
‘¿Posta?’
_’Sí.’
‘¿Aldo?’
_’Sí.’
‘¿Fonzie?’
_’Sí.’
‘¿Es acá? Siempre pensé que era un nombre de ficción, como ‘La Ciudad de los Niños’, ‘Shelbyville’ o ‘Venado Tuerto’...
_’No.’

‘_¿Y cómo salgo de acá para ir para el lado deeee... cómo salgo de acá?’
(decí ‘Conmigo’, decí ‘Conmigo’... hace fuerza el primate).
_’Y... a ver... Lo más directo es saltando de árbol en árbol. Deje el coche acá, que esos pibes de gorrita que se acercan se lo cuidan. O si no puede hacer así: ¿ve acá en la esquina...?’
‘Sí.’
_’Bueno, ahí, a la derecha.’
‘Sí.’
_’Después, otra vez a la derecha.’
‘Sí...’
_’Ahí en la otra esquina, a la derecha.’
‘...’
_’Ahí de nuevo a la derecha, toca la bocina, baja la ventanilla y me saluda con la manito.’
‘Sí.’
_’Después que me saluda con la manito, sigue hasta la esquina y ahí a la derecha. Hace una... dos cuadras más, ahí va a ver que hay unos pibes sentados en la calle.’
‘¿En el cordón?’
_’No. En la calle. SOBRE la calle. Bueno, ahí acelere mucho mucho, aguante la respiración durante cinco Mississippis, diga “Jeaeapepé” y péguele duro hasta Avenida Isabelita T. Petrifica. Y de ahí, derecho.’
‘¿Hasta...?’
_’Al infinito y más allá. Ahí hace un firulete y retoma la autopista.’
‘Bueno, ¡buenísmo! La verdad, muy amable. Te invito a matar babosas con sal y a tomar Cindor; ¿vamos?’
_’No.’


El aventurero simio logra cerrar la puerta del vehículo ya en movimiento momentos antes de que el grupo de pibes de gorrita se arrojaran en palomita sobre el parabrisas al grito de ‘E’migo, cotó dorispette, natiné umpezo?’ (Disculpe, buen hombre; lamento incomodarlo justamente en medio de esta vicisitud pero mi apremio por lo por usted ganado es grande y urge; tendría a bien facilitarme algo de cambio suelto, toda vez que esto no resulte para usted en un compromiso? Eso sí, con el mayor de los respetos...)’.



Llega a la esquina, dobla a la derecha, a la derecha, a la derecha y –aunque no puede evitar sentirse medio canadiense- otra vez a la derecha, toca bocina, baja la ventanilla y saluda con la manito. Vuela una flema de uno de los gorrita que, tal es su densidad, pega sobre el capot, hace patito, impacta contra el cartel indicador de calles y lo abolla.
Hasta ahí todos contentos.



Tras un puñado de pintorescas aventuras menores, el macaco llega a la Avenida Petrifica. Un flato en la panza de un ratón recién engullido por un gato escondido debajo de un sillón detrás de la escalera del sótano del subsuelo de un edificio construido dentro de otro edificio –en una noche de lluvia- hubiese estado mejor iluminado. Llega al infinito: más allá está la subida de la Brigadier Pez, y la coge. Pero, ¡oh, Pléyades, oh Ninfas, oh Pampita!, muchos, muchos otros la han cogido antes. Y la Brigadier Pez no ha puesto objeción. Más adelante, donde la distancia se hace incógnita, el cielo se ilumina, y el Mono adivina las formas de las flechas encendidas que cruzan y cruzan como pájaros rabiosos para impactar quién sabe donde. Se regocija al saber que el espíritu olímpico no ha muerto, que los antropoides están practicando para encender la Antorcha Olímpica el día que los juegos se celebren aquí. Hablando de antorchas, un rastrojero con la mitad de las luces, la mitad de la carrocería, la mitad de las ruedas, la mitad del motor y la mitad del chofer se queda varado justo delante del monomóvil. Los compañeros de ruta le hacen saber su apoyo y consuelo haciendo sonar sus bocinas al unísono.



Tras muuuucho ‘finiiiiito’, el Mono Majestuoso alcanza el cruce con la autopista Dellepeaje; está constipadísima: ni cincuenta camiones de yogurt volcando actis regula regularis regulatis liberarían ese tránsito lento. Qué disyuntiva: seguir curvita y enganchar Camino de Buzarda, o ir por Dellepeaje. Recuerda (se escuchan arpegios de arpa octavados y se disipa una neblina) que durante los últimos festejos populares, la algarabía de los muchachetes había colmado los caminos, senderos y pasajes más secretos y confinados. Pero por otra parte, los autos casi parecen estar en movimiento por allí... ¿y si lo intentare? ¡Órale pué! Pero ¡Zas! ¡Miguel Mateos! Un gordo marca Sancho Panza se tira estilo bomba desde la ventanilla de un micro de escolares color naranja que muy casualmente no transporta ningún escolar –ni escolar del presente ni del pasado- y manda su extremidad que semeja un racimo de milanesas supremas de pollo sobre el capot del monomóvil. Deja allí su marca como en un paseo de las estrellas surrealista, pero no sabe firmar –zafamos-. Lleva puesta una campera que dice ‘Asociación La Vida Por Perón’. Acto seguido, con la manito con deditos como milanesitas, le hace señitas al colectivecito de que con su otra manito puede detener al monomóvil y a todos los demás móviles que esperan detrás. Y de hecho lo consigue. El Mono iría preso si intentara avanzar. Aquí debajo, una foto del muchachete, pero sin la camperita (no excitarse).



Pasa el transporte de escolares, cuyo pasaje –con la picardía de la juventud- golpea los chapones laterales con ritmo de comparsa y de bongó, al tiempo que esputa hacia los demás vehículos mientras les dedican guiños, sonrisas y promesas. Se trepa el Joven Manos de Milanga; el Mono le susurra un ‘te quiero’, pero el sendo gorilón ni siquiera le sopla un beso en respuesta. Detrás del Escolares, pasa otro, y otro parecido... ya se ha formado un hueco delante del monomóvil y los que esperan detrás se inquietan, y con razón. Subir a la Dellepeaje ha dejado de ser una opción. ‘Necesito algo.’ _piensa el Mono _’Necesito ayuda. Necesito a alguien... Necesito... necesito... ¡¡¡FRANCO TIRADORES!!!’ ¡Claro! ¡El tano Franco Amansalva! Mejor conocido como Franco ‘Tiradores’ Amansalva por su particular look, es el amigo que te saca de situaciones como esa. O te saca o te consuela. Es un plato, el gordo. El Mono Majestuoso no lo duda un instante más y lo llama.

Veinte segundos después se escucha un eructo seguido de ‘qué’.
_’¡Tanito! ¡¿Dónde está Franco Tiradores cuando lo necesito?!’
‘Qué.’
_’¿Por dónde andás, negro?’
‘Buscando a Giordano para preguntarle algo.’
_’...’
‘¿Qué onda?’
_’Nada, pasa que “X”, y blah blah blah, y quería compartirlo con vos.’
‘En cinco estoy.’
_’Pero ¿vos por qué zona estás?’
‘Palermo Bóligud.’
_’Perooooo... no vas a llegar...’
‘EN CINCO ESTOY.’
_se escucha otro eructo y cortan.



El vehículo ya se encuentra sobre Camino de Buzarda. Entre los huecos que quedan entre los coches llega a verse la capa asfáltica todavía humeante y maltratada. Por allí ya han pasado lo traviesos pibitos con sus correrías. El velocímetro empieza a girar en velocidad negativa. Parece que se estuviera haciendo más temprano; el mico se siente un Benjamin Button del subdesarrollo.
El tránsito se detiene completamente. En el stereo suena ‘Crosstown traffic’; el Mono mira hacia arriba y piensa ‘Cómo te zarpás, negro, eh...’ En eso, de la nada, no pasa una hoja Canson entre los vehículos, pero escucha que le golpean la ventanilla. Es físicamente imposible, pero allí hay seis morochos golpeándole el cristal al unísono onda doble bombo Dimmu Borgir.


El macaco baja la ventanilla tímidamente, como quinceañera que va a una carnicería por primera vez (!).
_’¡Hola! Mi nombre es Tuquera, mi hobbie es organizar desfiles en los piquetes, mi ejercicio favorito es gritarle a la tele, mi mascota es una mosca, cuando pinta el bajón me cabe el flan, y dice mi mamá que si fuera más boludo me dejarían viajar gratis en el colectivo, así que estoy poniéndole pilas a eso. ¿Una monedita?’
‘Disculpá, no tengo...’
_’¿Dos moneditas?’
‘Nein...’
_’¿Algo que te sobre?’
‘Uff...’
_’¿El celu? Pa’ lo’ pibe’
‘Achtung!’
_’¿El aromatizante aroma auto nuevo ese que tenés ahí?’
‘No no no nooooo.’
_onda Beethoven.
_’Esa estampita del Gauchito Gil que incluye ‘raspá y ganá’?’
‘Nop.’
_’¿Ese mapa de calles que tenés en el asiento de atrás?’
‘No da.’
_’¿El matafuego?’
‘Plop.’
_’¿La emplomadura de la tercera muela de abajo lado izquierdo con vista al mar a estrenar que se te ve ahí?’
‘¡¡¡JUMAAAAAAANJIIIIIIIII!!!’
_larga el alarido el Mono, y aprovecha que una camioneta mudancera fletera con caja de machimbre y lona verde ha pasado a mejor vida en el ‘carril’ contiguo y se escabulle veloz y eficaz como pedo de conejo.



Pero todo concluye al fin, nada puede escapar; todo tiene un final, todo terminaaaaa, y –por efecto de tanta goma quemada- todo se ha convertido en una ciénaga de Macadam; unas arenas movedizas carentes de arena y con escaso movimiento, y los vehículos van sumergiéndose en el agujero infernal que va haciéndose más y más ancho a cada instante. Con voracidad inapelable, la ciénaga va tragando auto tras auto; si alguien se asomara a ese abismo ígneo podría ver al Balrog precalentando y sacándose las mentiras de los dedos, pronto a salir.



‘Bueno... ya fue, tachame la doble... Hasta acá llegamos. Tuve una vida plena...’ (se escuchan arpegios de arpa octavados y se disipa una neblina. Se interrumpen los arpegios con sonido de explosión de escape de DKW. No data found – read error 00100100111 – disk contains damaged clusters – CHKDSK: Y/N?). El monomóvil comienza a desestabilizarse; ya todo está perdido. De repente, por sobre los bocinazos de los de atrás y los gritos de espanto de los de adelante que se funden con la autovía, emerge una música familiar... Crescendo... ‘Carmina Burana’. Más fuerte, más alto, más cerca... Es... ¿Será...? ¡Es! ¡FRANCO TIRADORES! Por el espejito retrovisor de donde cuelga una mano de plástico rojo haciendo cuernitos se ven vehículos despejando cancha hacia arriba y hacia los costados, como cuando Neo pasaba volando a los chifletazos. Sutil como bocina de barco, el gordo viene abriéndose paso con su moto envenenada de suspensión reforzada y holgado asiento para veinticuatro cubiertos. Se escucha un chasquido, seguido de un eructo: es el látigo del tano Amansalva que con precisión de gimnasta rumano y timing de estrella porno engancha el paragolpes y arrastra al monomóvil hacia un destino más fortuito.
‘¡Ronnie James Dio que estás en los cielos! ¡Me hago gay! ¡Cómo te necesitaba, Franco Tiradores!’
_’Qué.’

El gordo es como el águila gigante, llevando al Mono Majestuoso exhausto y con las nalgas al viento de regreso a la tierra de los hobbits. Allá a lo lejos las fauces de fuego terminan de engullir un cartel de ‘La vida por Pepón – La película. Estreno 17 de Octubre en alguna que otra sala.’ La Motomelpatiño va sola por la ruta en ruinas. En el stereo suena ‘We built this city’; el macaco mira hacia arriba y no dice lo que piensa, pero sonríe, cansado. Llegando a la Rotonda Oronda, el tano desliga el látigo con un simple movimiento de muñeca. Qué grosso es; le ganaría una pulseada simultánea a Chuck Norris y al Teto Medina. No dice nada; guiña un ojo, se escucha un eructo –o tal vez un flato- y la moto se hace niebla allá adelante. La grandeza de los héroes.
Franco Tiradores, where are you? We need you.